Si está bien puesta es poco probable que se la lleve el viento, pero todo puede ser.
Un trozo de cinta americana, de unos quince cm, fijada tanto al vaso como al colector, con un pliegue amplio en medio que proporcione suficiente holgura para quitar y poner el embudo, es una solución para evitar que salga volando.
Y si no encuentras la pieza, siempre podrás seguir uitlizándolo sin ella, midiendo en el tubo graduado lo que recoja el vaso, como si se tratara de nieve licuada.