Es necesario que el aire circundante, el que rodea y envuelve a los sensores, no se recaliente.
Más aún en ciertos climas donde, a las horas críticas de calor, podría dispararse el valor de las máximas, si no se provoca una corriente (suave) de aire que impida que se estabilice dentro de la garita una temperatura falsa, "recalentada".
Incluso una garita grande, de madera, ventilada por los cuatro costados, de las que utilizan las agencias oficiales, lleva una chimenea ad hoc, para evitar condensaciones y para dinamizar o forzar un poco el movimiento del aire.
-Y algunas de ellas pueden incluir un ventilador, para lo mismo-
Las estaciones automáticas de cierta calidad disponen de una pantalla o garita que, además de proteger al sensor termométrico de la radiación solar, fuerzan también de algún modo el movimiento del aire en su interior. De hecho hay modelos superiores que incluyen ventilación forzada, producida con un ventilador integrado.
El ventilador, por tanto, es un elemento muy recomendable, del que deberíamos disponer siempre que sea posible, en defecto de una buena y amplia garita.